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A manera de Introducción
Una siempre guarda para sí pequeñas ilusiones que a veces, con el paso del tiempo se tornan trascendentes y significativas en la misma medida que ellas crecen y se desarrollan en la intimidad del mundo interior. otras, si es que se dicen, más bien que con palabras se expresan con aptitudes.
Aferrada a la mano de la adolescencia, sin alcanzar todavía aquélla de la juventud, durante algunos años acaricié tiernamente inquietudes, conceptos e ideas que, aunque no tenían formas definidas, constituían mis primeros anhelos, entonces pequeños secretos hoy materializados en el Programa La Pieza del Mes. En un primer momento, los marcos que sostenían esas imágenes erran tan sencillos como los del hogar paterno en mi ciudad natal, Higüey.
Lo expresado merece una explicación: Poco antes de completar estudios de Historia en la Universidad Autonoma de Santo Domingo, me inciié como Investigadora en el Museo Nacional de Historia y Geografía a fines de la década de 1970, dedicada a la organización de colecciones, fuentes documentales, catálogos e inventarios. A partir de 1981 participé en el equipo que realizó los trabajos definitivos para dejar abiertas al público las salas permanentes.
Las viejas ideas empezaron a definirse, tomando forma y naturaleza, el último día del mes de febrero de 1982, en víspera de la inauguración oficial del Museo. A eso del mediodía le comentaba al señor Manuel García Arévalo mi interés en exhibir mensualmente en el vestíbulo de la institución pertenencias de figuras significativas de la sociedad dominicana. Quizás, más que la idea, lo que llamó la atención al señor García Arévalo fue el entusiasmo de mis palabras. Y su respuesta vino acompañada de una sugerencia para presentarla a la Dirección General del Museo en forma de proyecto, al tiempo que dejó abierta su decidida colaboración.
Como proyecto, esas inquietudes no tenían originalidad puesto que, en el ámbito museológico, la actividad se realiza dentro y fuera del país como servicio educativo y animación cultural.
"Animar es dar un aliento a las cosas... Hay que devolver la vida al Patrimonio Cultural haciéndolo útil, a fin de que exista un contacto permanente entre los hombres y su pasado". (J. P. Lecat. Simposio del Consejo Europeo titulado "De las prácticas culturales a una política de animación". Lyon, septiembre, 1978. Citado por Gina M. Cucurullo de Engelmann, 1982. p. 84).
No está fuea de contexto expresar que paa entonces tenía muy presente el centenario-natalicio de don Pedro Henríquez Ureña y es posible que uno de los tantos niveles del inconsciente me recordara una labor suya en sus años argentinos, El Libro del Mes.
Guiada por la política de animación cultural, consideré que podía añadir un ingrediente nuevo, un tanto diferente, al introducir la modalidad de escribir un artículo para destacar motivos y al mismo tiempo las imágenes más representativas del elemento humano, sujeto de exhibición. El Programa definió su título: La Pieza del Mes, además de contenido, lugar, espacio, tiempo de duración, procesos de trabajo, apoyo institucional y colaboración privada. En lo personal, mantenía el mismo entusiasmo y disposición.
La primera Pieza del Mes llega a mis manos sin ningún esfuerzo, de manera fortuita. El Museo Nacional de Historia y Geografía, una vez inaugurado el 1º de marzo de 1982, abrió sus puertas al público y con relación a los actos realizados dentro de la programación de apertura, me comentaba el Dr. José Henríquez Almánzar, quien servía el Decanato de la Facultad de Humanidades de la UNPHU, la importancia que reviste paa el país un Museo de Historia. El momento fue propicio para hablarle del proyecto de referencia y con mucha sorpresa recibí la noticia de que él poseía el Escudo Episcopal de Monseñor Adolfo A. Nouel, mientras su hermano, Ing. Adolfo Henríquez, conservaba una virgen pintada en tela. Días después esos objetos fueron puestos a disposición del Museo, en préstamo tempotal, durante el mes de abril de 1982. Una fotografía completaba la muestra que dio inicio al Programa La Pieza del Mes.
Luego vino la etapa de recopilación informativa sobre los aspectos vitales más sobresalientes. En unos cuantos días dejé listo un artículo que publicara más tarde el Suplemento del Listín Diario, Santo Domingo, República Dominicana, en su edición del 10 de abril de 1982.
Escribir también es arte y el buen decir de las cosas cualidad y privilegio sólo destinado a unos cuantos. No soy escritora ni formo parte de una minoría comprometida. Sin embargo, anuncié mi presencia relatando informaciones calzadas bajo mi firma, en calidad de colaboradora. Lo más dificil -al menos para mí- no es precisamente informar lo que tal vez otros no han dicho, o expresarlo de manera diferente, si no concatenar conceptos coherentes y lógicos partiendo de los datos obtenidos, pues mientras dispongo de un mayor número de informaciones es cuando la situación se torna compleja poque se impone decir lo esencial, sin descuidar pequeños detalles, a manera de síntesis, que deben ajustarse a un determinado número de páginas.
En el transcurso de envío y publicación sentí ciertos temores, pues aunque segura de los conceptos expresados, cubiertos por fuentes, ignoraba cuál sería la reacción del lectorr, y hasta que vino a la mente la obra titulada El Placer del Texto, de Roland Barthes, con enfoques modernos y precisos acerca de los diferentes tipos de lectores y sus efectos.
En esos días se conmemoraba la Semana Mayor. Encontrándome en Punta Cana el Domingo de Resurrección, cuando menos lo esperaba alguien me dijo: "Te leí y me gustó muchísimo". De regreso a la capital, un ministro de Dios repitió casi lo mismo, acompañando sus palabras de bendiciones a la vez que solicitó seguimiento. Me sentí comprometida. Al reiniciar mis labores habituales, al día siguiente recibí unas cuantas tarjetitas y algunas flores que sirvieron de estímulos para darr el segundo paso.
Dediqué más tiempo a la lectura de obras, críticas y comentarios relativos a la vida y obra de don Pedro Henríquez Ureña, altenando con otras y en la tranquilidad de mi hogar hallé el más propicio de los ambientes para reflexionar sobre diferentes momentos del pasado. En el Epistolario Íntimo de don Pedro encontré la una frase que, al tomarla prestada, hice con ella un principio: "No debemos trabajarr buscando exclusivamente el éxito, porque muchas veces atrapa al hombre de tal manera hasta convertirlo en un ser engreído y egoísta".
Volví la mirada hacia atrás para revisar y extraer lo mejor del pasado; no con espíritu contemplativo, sino más bien una autocrítica para enmendar y tener presente y a mano ciertos detalles que serían usados en el momento oportuno.
De esta manera pude situarme en los primeros años de la juventud, etapa en la cual -a juicio de don Américo Lugo- el hombre camina a caballo. Recordé, por tanto, mis años como estudiante de Lenguas Modernas y de Letras en el UASD y también tuve presente a doña Marianne Tolentino, reviviendo el dinamismo de sus cátedras sobre Literatura y Teatro francés. Entremezclados con esos recuerdos llegaron títulos, autores, volúmenes y mas claros aún, fragmentos del poema Pax que, como su nombre, tranquiliza el espíritu y el cuerpo. La floración poética de Charles Péguy marcó una meta de la cual sólo he cumplido en parte algunos objetivos. Dice el escritor francés:
Hay que pensar un poco en los otros.
Hay que trabajar un poco para los otros.
¿Qué nos diría Dios
si llegásemos a Él,
los unos sin los otros?
Antes de trabajar la segunda Pieza del Mes, la plática interior se hizo habitual. Entonces programé, hice listados de nombres y teléfonos y, orientada por la politca de los servicios educativos y de animaci´n cultural de un Museo, al mismo tiempo estimé que La Pieza del Mes podía servir como instrumento didáctico, además de atractivo de interés para brindar el primer saludo, la bienvenida, luego que el visitante penetra al vestíbulo del Museo Nacional de Historia y Geografía.
Entretanto, las pequeñas dudas, temores y ansiedades fueron desapareciendo con la ayuda foránea, cuyo peso reposa en los coleccionistas privados, verdaderos autores y padres de La Pieza del Mes. No me detuve. Tras la búsqueda del tiempo perdido consumí muchas horas porque todavía era necesario redefinir y darle más sentido a la actividad.
Mayo de 1982 se aproximaba repleto de símbolos propios: flores, pájaros, trinos, coros infantiles y niños vestidos de ángeles y excelencias depositando ofrendas al pie de un altar. Pero Mayo es algo más al conmemorar el Día de las Madres y en nuestro país, mayo también le dio inicio al movimiento feminista. A partir de entonces fue un mes destinado a la mujer, a dignificar la mujer dominicana.
La segunda Pieza del Mes correspondió a doña Luisa Cambiaso de Sturla. Como antesala de la exposición, hice mi primera entrevista; una reunión sencilla y amena en casa de doña Ninón León de Saleme. Me acompañaban el Lic. José Chez Checo, Director del Museo, una pequeña grabadora que no manejaba con destreza y una libreta de apuntes.
Dando pasos cortos, pero seguros, aprendí a caminar sola por diferentes ambientes que contrastan entre suntuosas residencias citadinas y las más humildes del habitante rural. Pero en una y otra, los resultados han sido altamente satisfactorios, ya que el tiempo se deja tomar de la mano permitiendo unir pasado con presente.
Pedí prestadas muchas horas al tiempo, al día a la noche, para cumplir con el horario de trabajo, compartido con docencia y labor museográfica en una universidad privada. En principio pensé que el tiempo estaba en mi contra, pues no bastaban los fines de semana y días festivos paa completar lo programado desplazándome de un lado a otro. Eso ha sido precisamente La Pieza del Mes: desplazamiento continuo, entrevistas, persuación, captación del patrimonio bajo el préstamo temporal, liberación al público, posteriorr devolución de objetos e investigación.
Los pasos descritos en el párrafo anterior han dado sus frutos porque La Pieza del Mes abre caminos para desempolvar recuerdos del pasado muchas veces destruidos por el tiempo y la mano del hombre. El beneficio de exhibir esos recuerdos nos ha servido a todos pues mientras se exponen dejan de ser de unos cuantos, tan sólo por unos días, para ser de todos. De ellos se enriquece la Biblioteca, la fototeca y la filmoteca del Museo, investigadores y estudiantes. Y al fin de cuentas recibo una buena cuota si se tiene pendiente que parte de las informaciones que aparecen en los artículos se toma en los archivos privados.
Por otra parte, después de que las piezas han sido devueltas a sus propietarios, en no pocas ocasiones vuelven al Museo, dondas espontáneamente para luego ser exhibidas en exposiciones itineantes, temporales y en salas permanentes.
Es posible que la felicidad sea un estado mental. Pero aún así tiene niveles, gradaciones y momentos distintos, como diferentes también son sus manifestaciones expresivas. En ese orden de ideas, el disfrute de grandes satisfacciones personales compensa ciertos sentimientos cargados de un dejo de tristeza al recordar el hogar y la familia.
Los viajes al interior buscando algo nuevo me han dejado experiencias y enseñanzas, tales como establecer las coincidencias y diferencias regionales; comprensión a la ancianidad, así como respeto y veneración a la tumba de los muertos de hoy, hombres de ayer. En lo personal, he aprendido a valorizar mi tiempo, el que sobra, aquel que no está comprometido. Es por eso que al regresar a casa, sin pensarlo, repito siempre lo mismo: "Pronto estaré en mi pequeño refugio, donde al menos lo poco que hay en él, es enteramente mío".
Podrían ustedes cuestionarme acerca de la metodología aplicada. En ese sentido se emplean técnicas del método general de investigación para definir el contenido de la actividad. En cada caso dejo sentir mi presencia mostrando las credenciales de mi cargo de investigadora. Los demás mecanismos van surgiendo según las circunstancias y en reservas sutiles defensivas que sólo se usan en última instancia. Hasta el momento los coleccionistas demuestran confianza facilitando el material solicitado.
En la mayoría de los casos, la autenticidad de una determinada pieza se encuentra referida en una esquela, tarjeta, carta y similares, colocados dentro de viejos sobres con letras apagadas o en una cartulina polvorienta. Otras veces está en la nemotecnia de los descendientes que retando al tiempo y a situaciones dolorosas, evocan con un realismo extraordinario los detalles que los papeles callan. En ocasiones la búsqueda del dato esecífico tiene que ser inferida -entre líneas- despertando al mismo tiempo terribles dudas de interpretación.
En este quehacer he ganado lo que más vale para mí: amigos. En algunos pueblos encuentro a los Representantes Provinciales y a los Amigos del Museo que, como distinguidos y sabios manejadores de la cultura, me conducen a diferentes hogares dominicanos.
Un tanto edificados del nacimiento y desarrollo de la Pieza del Mes, su contenido histórico cumple con una función cultural informando vivencias presentadas objetivamente a través de prendas personales, que al mismo tiempo permiten revelar cualidades personales del sujeto. La Pieza del Mes es la compilación de los artículos publicados acerca de los personajes que han venido a honar con sus recuerdos un espacio destinado a ellos en el vestíbulo del Museo Nacional de Historia y Geografía, desde abril de 1982 hasta diciembre de 1984. Porque, como expresara José Martí "el espíritu de los hombres queda flotante en el sitio donde vivieron".
En sentido general, la actividad como programa regular ha merecido buena acogida por parte del público, gracias a su divulgación por diferentes medios que incluye, radio, prensa y televisión. De manera especial el programa Buenas Tardes a la Orden, poducido por la señora Socorro Castellanos; TeleAntillas en su Revista de Noticias y en ocasiones ha sido presentada en vivo por invitación del humorista y productor Freddy Beras Goico, en su programa dominical El Gordo de la Semana.
Para disipar dudas al respecto, me gustaría apuntar que el Programa La Pieza del Mes se ejecuta en base a un calendario tentativo, que no siempre se cumple a cabalidad porque seleccionar un personaje no significa ubicar a tiempo los depositarios de sus recuerdos, ni mucho menos que siempre están dispuestos a facilitarlos en préstamos. En la mayoría de los casos las exposiciones se corresponden con aniversarios onomásticos y natalicios y cuantas veces es posible el personaje en exhibición está relacionado con fiestas patrias y otros eventos nacionales.
Como programa orientado a la mujer dominicana, La Pieza del Mes exceptúa el mes de mayo para el elemento femenino. En 1982 fue doña Luis Cambiaso; después se exhibieron pertenencias de la escritora y feminista doña Abigaíl Mejia y en 1984 se mostraron prendas de otra feminista y consagrada educadora seibana, doña Isabel Morel de Goico.
Los criterios de selección no están sujetos a credo religioso, doctrina política ni condición socio-económica. Los personajes son tratados con respeto, destacando los aportes más positivos con que ellos contribuyeron al momento histórico en que vivieron en sociedad.
En las páginas siguientes encontrarán apuntes que tal vez puedan enriquecer perfiles y rasgos biográficos existentes y en preparación, sobre figuras que destacaron en el ámbito político y revolucionario, lo mismo que en el ramo del comercio, la industria, banca y finanzas. También incluye próceres y mártires de diferentes etapas históricas, además de historiadores y geógrafos, escritores, filósofos y humanistas, la mujer de alta sociedad y también la campesina. Hasta aquó podría entenderse que La Pieza del Mes es obra y esfuerzo de una sola persona y no es así, porque la proyección de imagen y labor está respaldada por una red de hilos movidos por muchas manos que operan discretamente en el lado oculto de la política de animación cultural. La coordinación general de la actividad descansa en la Dirección General del Museo Nacional de Historia y Geografía, con asesoramiento del Departamento de Investigaciones. Terminada la colación de las pertenencias, La Pieza del Mes pasa a ser responsabilidad del Departamento de Prensa, que mediante notas y reportajes, informa noticias de interés sobre los personajes y las prendas en exhibición. La Sección de Inventario coopera en la organización de los expedientes de préstamo y devolución, al tiempo que cuida facilitarnos referencias depositadas en sus archivos. Como los objetos que dan contenido a La Pieza del Mes siempre pertenecen a coleccionistas privados, al finalizar cada exposición son retornados a sus propietarios, acompañados de un Recibo e Devolución hecho en original y dos copias y luego estas últimas reposan en los archivos del Museo.
Porque en el fin de las cosas también está el principio, deliberadamente he dejado para último la mención más especial dirigida a la distinguida escritora y crítica de arte doña María Ugarte, con sentimientos de eterno y sincero agradecimiento. El mejor estímulo de aliento y confianza lo recibí de ella cuando a partir de agosto de 1982 canalizó la disponibilidad de una página en el Suplemento de El Caribe que permite publicar mensualmente los artículos que bajo mi firma hoy se agrupan en el libro La Pieza del Mes.
Reina Alfau
Santo Domingo, R. D.
marzo 4, 1985
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